Sobran las personas ante los problemas.

 

Nadie se conoce mejor que uno mismo. Nadie sabe lo que más te duele, ni como, ni de que manera, ni cuanto. Y esto es así, los problemas más dolorosos nos lo callamos porque, ¿por qué? No sé, quizás porque se repite el problema con otra persona y crees que va a ocurrir como la otra vez, la otra vez que sufriste tanto por esa persona. 

Pero lo que si sé es que esos son los problemas que más nos cuesta asimilar, ese es el dolor que más nos cuesta tragar y que a veces nos toca ese, por decirlo de alguna manera, tema que no queremos ni oír ni escuchar. Y por esa misma razón reaccionamos como 'tontos', 'idiotas' o 'imbéciles' antes esos problemas que recordamos o afrontamos. Decimos lo primero que pensamos, aunque dañe a otra persona, total, en ese instante piensas que te da igual todos y todo lo que te rodea, cuando en realidad lo que quieres es un abrazo.