Buenas noches, distancia.

A las 2 de la madrugada caen, como si fueran libres, como si ellas retomaran el mando, dos lágrimas. Me digo para mí misma 'imposible'.

Empiezo a leer como cada noche y, como si me hubieran leído la mente, ahí esta. La dichosa frase '-¿De verdad me quieres? ¿Cuánto?' ¿Cómo puede ser verdad? Esa misma frase me dijo él, antes de alejarse de mí, más de lo que está. Le echo de menos. Aunque nunca le conocí, digamos, físicamente, le amo. Aunque jamás volveré ha hablar con él. Lo amo. Lo amo. Lo amo. Fueron intensas conversaciones, intensas ilusiones, sabiendo que jamás podré abrazarle, decirle al oído la respuesta a la pregunta que me hizo. Y cada vez que lo recuerdo, lloro. Lloro como una cría de cinco años a la que no le quieren comprar la muñeca que desea. Esta vida es una injusta, injusta conmigo, injusta con todo el mundo. ¿Nunca encontraré realmente el amor?