Hojas secas.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Quizá tendríamos que haber aprendido más de los cuentos.

Erase una vez en un país lejano, un joven príncipe que vivía en un resplandeciente castillo. A pesar de tener todo lo que podía desear, el príncipe era egoísta, déspota, consetido. Pero, una noche de invierno llegó al castillo una anciana mendiga. Y le ofreció una simple rosa, a cambio de cobijarse del horrible frío. Repugnado por su desagradable aspecto, el príncipe despreció el regalo y expulsó de allí a la anciana. Pero ella, le advirtió que no se dejara engañar por las apariencias, porque la belleza se encuentra en el interior. Y cuando volvió a rechazarla, la fealdad de la anciana desapareció dando paso a una bellísima hechizera. El príncipe trató de disculparse, pero era demasiado tarde. Pues ella ya había visto que en su corazón no había amor.

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